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Miércoles, 11 de noviembre de 2020

El ¿avance? de la mujer en Política

A propósito de las últimas elecciones en Estados Unidos y, teniendo en mente el próximo 25 de noviembre como día internacional de la No violencia a las mujeres, se plantea la necesidad de comenzar, insisto comenzar, a reflexionar sobre algunas cuestiones del avance de la mujer en Política, en actividades políticas.

 

Kamala Harris es la primera vicepresidenta electa en Estados Unidos, por el Partido Demócrata. Es hija de inmigrantes dedicados a la academia, madre hindú y padre jamaiquino, y creció rodeada de intelectuales y activistas afrodescendientes. Kamala se considera mujer, estadounidense, es abogada, ex-fiscal de la Nación, Senadora y, ahora, vicepresidenta electa. Kamala sabe de andar rompiendo “techos de cristal”, fue la primera mujer afroamericana o afroestadounidense en ser electa Fiscal de Distrito en San Francisco y, luego, Fiscal General en California. Además, en 2016 fue electa Senadora, la segunda mujer afroamericana en lograrlo. Lo que se sabe es que su

su formación jurídica y su experiencia como Fiscal, le permitieron elaborar las más incisivas preguntas a los candidatos a jueces que Donald Trump propuso. Desde ese lugar comenzó la carrera por la vicepresidencia, tal vez pareciera que rompió solo el techo de la Política, pero esta mujer viene rompiendo varios techos de cristal y todavía le quedan muchos más por encima.

 

La pregunta para comenzar es: ¿puede Kamala seguir logrando romperlos, pueden otras mujeres transitar el camino recorrido? Y un poco más allá: ¿cuánto puede determinar la cultura política de una sociedad el acceso a los espacios de Poder?

 

Kamala creció en un ambiente académico, politizado, activista y defensor de derechos. Dijo, y sigue diciendo, que creció viendo cómo las comunidades negras fueron - y son - objeto de las fallas del sistema judicial. Ella estudió leyes en una Universidad considerada como la “universidad negra por excelencia”. Fue llamada la “Barack mujer” algo que, según sus asesores más cercanos, la horroriza. Hasta el momento, surge otra pregunta: ¿Cuántos estereotipos verdaderamente rompió, cuánto de la sociedad heteronormada, de los modelos patriarcales y caminos discriminadores/discriminantes pudo transitar, y abandonar, a la vez que comenzó a hacer su propio camino? De estas respuestas, y del curso de acción que pueda tomar su nueva función pública, va a depender el seguir rompiendo techos de cristal. Debe recordarse que Kamala tuvo, en su momento, mayor intención de voto que Joe Biden y que, tanto su precandidatura a la presidencia como su candidatura a la vicepresidencia, fue apoyada por un sinnúmero de grupos de la diversidad racial, sexual y cultural estadounidense. Asimismo, debe tenerse en cuenta que, como resultado de las últimas elecciones, se incorporarán 12 congresistas de la diversidad sexual LGTB+ como representantes de los estadounidenses en un momento de profundas divisiones raciales en dicho país.

Familia, formación universitaria, cultura política. Factores que coadyuvan a la participación de la mujer en Política. No son los únicos, pero sí son determinantes.

 

Hablando de cultura veamos qué sucede en otras regiones y en otros países.

 

Porque da mucho para pensar que el país más democrático del mundo - o quizás el que se dice más democrático - tenga recién, en 2020, una mujer vicepresidenta.

 

Según la Organización de las Naciones Unidas “las mujeres tienen poca representación no sólo como votantes, también en los puestos directivos, ya sea en cargos electos, en la administración pública, el sector privado o el mundo académico. Esta realidad contrasta con su indudable capacidad como líderes y agentes de cambio, y su derecho a participar por igual en la gobernanza democrática”. En la estructura de la ONU también se verifica eso. De todos modos, tres son los instrumentos que resultan de interés para el tema de la mujer en Política: la Resolución sobre la Participación de la Mujer en la Política, aprobada por la Asamblea General en 2011, que plantea que “las mujeres siguen estando marginadas en gran medida de la esfera política en todo el mundo, a menudo como resultado de leyes, prácticas, actitudes y estereotipos de género discriminatorios, bajos niveles de educación, falta de acceso a servicios de atención sanitaria, y debido a que la pobreza las afecta de manera desproporcionada”; la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, que defiende el derecho de las mujeres a participar en la vida pública; y la Plataforma de Acción de Beijing, que insta a eliminar los obstáculos estructurales para la efectiva participación de la Mujer en Política, expresamente declara que “la potenciación del papel de la mujer y la plena participación de la mujer en condiciones de igualdad en todas las esferas de la sociedad, incluidos la participación en los procesos de adopción de decisiones y el acceso al poder, son fundamentales para el logro de la igualdad, el desarrollo y la paz”. Así las cosas, deben ponerse en funcionamiento mecanismos que coadyuven a lograr estas declaraciones.