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CARTAS A LA DOCENCIA DE LA UNSJ

Esta semana abordamos la paridad de género, nos escribe la Secretaria Adjunta de nuestro gremio, Gabriela Pinto. Aspectos concretos sobre la participación de la mujer en la política.

Paridad de género

 

El último avance en materia de participación de la mujer en Política tiene que ver con la paridad de género en las listas para cargos legislativos y para Partidos Políticos. Si bien la ley se sancionó en el año 2017, poco fue hasta ahora el efecto en la composición de las Cámaras Legislativas, que se van renovando por partes. San Juan está trabajando en ello y la discusión para que el efecto sea verdadero, debiera ser paridad alternada o no alternada, lo que se dio en llamar el sistema UNO Y UNA-UNA Y UNO. Un dato de color que muestra hasta dónde es necesaria la paridad en los Partidos también, es el que ilustra que, de las juntas departamentales del Partido Justicialista, solo las de Caucete y Angaco, y las de Concepción y Trinidad, están presididas por mujeres, a nivel provincia lo preside el Gobernador; en cuanto a Partidos como Producción y Trabajo, el PRO, el Radicalismo, la Cruzada Renovadora, el Partido Dignidad Ciudadana, todos están presididos por varones. La situación del Partido Bloquista es diferente, la sucesión y la pugna por la Presidencia ha llevado a que incluso se le pida a la actual presidenta del Partido que renuncie a su banca legislativa nacional, en un acuerdo que exhibe más desacuerdos que otra cosa.

 

Así como en las legislaturas y Partidos, de alguna manera se debiera diseñar un instrumento jurídico-político que alcance a todos los cargos del Poder Judicial también.

 

En lo que respecta a gremios, y sindicatos, la cosa está un poco más repartida en las Comisiones Directivas, pero se evidencia la predominancia de varones. En ADICUS, por su parte, en pos de lograr la participación activa y ampliada de las mujeres, existe una Comisión que está trabajando en una reforma de estatuto que permita la paridad de género para toda la Comisión Directiva. Y desde la Dirección de Géneros y Diversidad del Gremio, creada en 2019, se trabaja incansablemente en este tema.

 

Volviendo al eje de discusión, Mujer y Política, hay que destacar que el ejercicio de la función pública por mujeres siempre es diferente del ejercicio masculino. Con frecuencia las mujeres llegan a la primera experiencia de participación, a través de organizaciones sociales, civiles, estudiantiles, sindicales, antes que, por un partido político, campo generalmente masculinizado. Ejercen sus cargos con una cuota de responsabilidad adicional porque su capacidad de gestionar, de legislar, de impartir justicia, todo el tiempo está puesto en cuestionamiento, bajo la lupa.

 

Las mujeres que se dedican/nos dedicamos a la Política enfrentan/enfrentamos así, un sinnúmero de prejuicios y de preconceptos, arraigados fuertemente en la cultura.

 

Los micromachismos como formas de comportamiento que ponen a la mujer en inferioridad de condiciones, abundan por doquier. En el ciclo de conversatorios organizado por ADICUS, se comentaba la necesidad de la masculinización de algunas mujeres en función del cursado de determinadas carreras generalmente cursadas y dictadas por varones, o bien, la necesidad de que compañeros varones asistieran acompañando a compañeras mujeres a las clases de consulta con algunos docentes. Los comentarios machistas y misóginos sufridos por esas alumnas, son históricamente tolerados por ellas y por algunos compañeros varones que no se animan a cruzar palabras con la autoridad del docente.

 

La doble jornada

 

Las mujeres, además, tienen/tenemos una doble jornada laboral: la que se desarrolla en el lugar de trabajo y la que se desarrolla en casa, en el hogar, argumento trillado sí, pero real; si a eso se le suma una jornada en espacios de poder y discusión, como partidos políticos y sindicatos, la jornada es triple. Y otra vez se pone en cuestionamiento si la mujer debiera “abandonar” el hogar, los hijos, la pareja, para dedicarse a la actividad política. Lo que jamás se pone en cuestión es el papel del varón, pareja, compañero, en un lugar donde las responsabilidades y las actividades son, o debieran ser, compartidas. Otra vez, la cultura machista dominante. La asimetría en la división del trabajo doméstico. Días atrás en un diario local, versión digital, se anunciaba que la única intendenta de San Juan fue madre por segunda vez, y abundaban los comentarios del tipo “por qué fue candidata si quería ser madre nuevamente”, o “Se pasó de licencia un año por tener un embarazo de riesgo, y ahora se va de licencia otro año más, ¿para qué la votaron?”. Comentarios profundamente machistas, extremadamente violentos hacia una mujer que viene haciendo Política hace años y que puede tomar decisiones sobre su vida, como cualquier otra, pero que fundamentalmente tiene la capacidad de elegir, como cualquier otra.

 

Otro obstáculo en la cultura política tiene que ver con lo visual y gestual, generalmente se pone en foco si la mujer se “parece” o no a algún varón, si está masculinizada en su imagen, cómo viste, cómo nomina a tal o cual sector cuando habla, un ejemplo claro es con respecto a Kamala Harris “la Barack mujer”, o la asimilación de María Eugenia Vidal cuando fue candidata a gobernadora, con un personaje de dibujos animados. Todo esto antes que poner en foco la propuesta de Políticas Públicas que pueda aportar. Poner la mirada hacia lo meramente estético implica un peligroso juego de descalificación, camuflado de halagos. Desplazar las capacidades. Reproducir desigualdades.

 

Y es que la disputa de los espacios de Poder molesta, si es una mujer la que disputa, entonces incomoda, y si lo discursivo materializado en la propuesta de Políticas Públicas es por la ampliación de derechos para sectores históricamente vulnerados, postergados, en peligro, entonces acecha, y a la mujer hay que devolverla al ámbito del gobierno del hogar, nuevamente.

 

La impronta de las mujeres en Política puso, y sigue poniendo, en Agenda temas que de ninguna manera hubieran sido considerados, porque la mujer tiene, desde que nace, otra experiencia vital, que le permite vivenciar e interpretar de manera diferente, las necesidades de una sociedad.

 

Regreso al principio de estas notas, a Kamala Harris le queda todo un camino por reconocer en el marco del ejercicio de sus funciones, lo cual va a estar constantemente en la lupa, desde el minuto siguiente al que suceda su juramento, y seguramente marcará tendencia mundial.

 

En Argentina los esfuerzos por fortalecer la actividad política de las mujeres, fueron y es incesante.

 

Pero hay que recordar, recordarse e intentar transmitir a nuestras pares, nuestros pares y a quienes nos sucederán en Política, que las sociedades latinoamericanas han sido abiertas y permeables al avance del reconocimiento de derechos políticos y sociales, de mujeres, de la diversidad sexual, racial y cultural, en pos del logro de romper las cadenas de la opresión que arrastramos por años.

 

¡Queda mucho por hacer y no es momento de abandonar la lucha ni la intensidad de nuestras voces!

Miércoles, 18 de noviembre de 2020